Miedo y rabia como motores para compartir noticias en redes sociales: el caso del cambio climático

Compartimos las noticias que más nos afectan emocionalmente. Desde hace años los psicólogos señalan que a los humanos nos encanta compartir con nuestros contactos las historias que despiertan emociones intensas. El auge de las redes sociales y la obsesión por la «viralidad» no han hecho más que subrayar esta tendencia, tanto desde la teoría como desde la práctica. Piensa si no en la cantidad de titulares que prometen enfadarte, asustarte o entristecerte. Es una carrera casi suicida por apelar a nuestras vísceras y no a nuestro cerebro.

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En el caso concreto de la información sobre el cambio climático, tendemos a compartir más las noticias si nos enfadan o si nos hacen sentir miedo. A esa conclusión apuntan los datos de Emociones y difusión de noticias sobre el cambio climático en redes sociales, el estudio que publico este mes con mis compañeros Jesús Díaz del Campo y Nuria Navarro Sierra.

En el estudio pedimos a 98 voluntarios que leyesen una noticia sobre los efectos del cambio climático. A continuación les pedimos que evaluasen las distintas emociones que les había despertado el texto y que indicasen si compartirían esa noticia en sus redes sociales. De todas las emociones considerados, la rabia y en el miedo mostraron las influencias más claras. Por el contrario, ni la tristeza, ni la preocupación ni la sospecha desempeñaron un papel relevante a la hora de decidir si se comparte la noticia o no.

En el estudio también controlamos aspectos que pudieran amortiguar esa influencia de las emociones. Es decir, ¿qué atenua o -por el contrario, refuerza- el papel de las emociones a la hora de compartir estas noticias?

Por un lado las emociones nos afectan de manera distinta en función de para qué usamos las redes sociales. Cuando utilizamos Facebook, Twitter o cualquier otro servicio podemos buscar diferentes usos y gratificaciones como entretenernos, reforzar nuestras relaciones o construir una imagen de nosotros mismo. De todos esos usos y gratificaciones comprobamos que la búsqueda de información es la que más frena el impacto emocional. Si vemos en Facebook o en Twitter un entorno donde estar actualizados y encontrar nuevos datos acerca de los temas que nos preocupan o nos interesan, seremos más racionales y menos emocionales a la hora de compartir noticias.

En un sentido similar, encontramos que si somos consumidores habituales de noticias, es decir, si seguimos los medios para estar al tanto de la actualidad, también frenaremos esa influencia de las emociones. Por último, cuanto más nos interese a priori un tema concreto, menos nos afectarán las emociones para compartir información al respecto.

Así que la «vacuna» para ser más racionales y menos emocionales a la hora de compartir información con nuestros contactos es tan sencilla y, a la vez tan complicada, como mostrar interés por la actualidad y esforzarnos por estar informados por los temas concretos que nos afecten o nos preocupen.

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